Descripción
Volvió a dar las gracias e hizo una mueca de desagrado evitando llorar delante de aquel hombre. El albañil se giró y guió sus pasos hacia la puerta de la destartalada verja exterior. Reprimió un sollozo mientras las botas del que se iba arrastraban el desánimo por aquel camino de tierra levantando una polvareda que la ligera brisa matinal disipaba.
Había arreglado las antiguas oficinas de la fábrica para tener un sitio donde vivir. “Sí, un loft en las afueras”, decía sin sonrojarse cuando le preguntaban. Era consciente de que quien le preguntaba estaba al tanto de su miserable situación y aun así no perdía esa actitud de imbécil arrogante que tanto daño le había hecho.
¿Se pueden subsanar los errores del pasado?¿ Condicionan estos nuestro presente? ¿Cuánto dura el presente? ¿Es el futuro el destino ineludible del paso del tiempo?
Elena –
Una pasada, lo recomiendo muchísimo. Espero que salga pronto la segunda parte.