Descripción
Tres vistas, tres partes de ese derribo impuesto o necesario de un amor total. La planta es el origen, es el pleno derribo –tierra al fin- y aire en la trascendencia de lo que deja, esa estela sagrada que continúa sosteniendo. Silencio profundo, inconmensurable.
El perfil supone una esperanza en la caída, un apuntalamiento intenso, un intento inconsciente de mantenerse en pie, una elevación que se queda sin base provocando la precipitada caída de la altura, estrepitosamente, ruidosa caída desde la exaltación.
El alzado, con un adagio desde el fondo, muestra la imagen más precisa de la arquitectura amorosa levantada tras el derrumbamiento inicial, con su propia definición de la caída y de lo perdurable. Esta vista del derribo es la más completa, la más definida y expresa, con ese doble sentido de la palabra, un levantamiento, quizá una reconstrucción.
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